Sergio Gaiteri: “Soy un constructor, un albañil aceptable”

Sergio Gaiteri (Córdoba, 1970) acaba de publicar Tus amigos quieren que vuelvas, novela amorosa o más bien la historia de una fisura. Con títulos como La vertiente, Nivel medio, La moza y Nadie extrañaba la luz, hace tiempo que Gaiteri marcó un mojón tan inquebrantable como discreto en la literatura argentina. Ahora, y como para despuntar un vicio, responde este cuestionario.  

Usted escribe y es reconocido/a por eso. Pero en realidad ¿en qué asunto es bueno/a usted?

Escribo algo, es cierto, pero no soy -justificadamente- nada conocido. Soy un constructor, un albañil aceptable. 

¿Emoción contenida y bajo control o Emoción desenfrenada?

Depende de qué etapa de la construcción del relato. Hay una parte, la más gozosa, de asociación de imágenes, espacios y acciones y personajes; aleatoria, lúdica, que es resultado de ciertos impulsos emocionales. Es el momento sin tiempo de la escritura: un esbozo, algo, dando vueltas en mi cabeza y en mi vida hasta que encuentra esa agitación que encamina la historia. Otra parte, más bajo control, es el proceso en sí de escritura; ahí se trataría de producir con signos un efecto de sentidos que en algo que se acerque a ese orden emotivo que se intuyó; con la lógica, la síntesis, la elisión singular de cada relato. 

¿Está bien o está mal robar libros?

Según qué libro, según a quién. 

¿Escribir es un trabajo? ¿Y leer?

No podría responder lo primero. No he tenido la experiencia de lxs pocxs escritorxs que tienen la posibilidad de vivir materialmente de la literatura y que, consiguientemente, padecen las presiones y obligaciones inherentes a un trabajo. Siempre he “trabajado” en otras cosas. Me resulta difícil hasta imaginarlo. Leer es uno de los tantos placeres de la existencia.

En un barco que se hunde hay un poema, un cuento y un ensayo. Usted puede salvar sólo a uno. ¿A cuál salva?

Un poema, lo más parecido a la música.

Si acaso un virus mortal se desatara sobre la Tierra y, aunque suene inverosímil, nos viéramos obligados a implementar una cuarentena. ¿Con qué personaje de ficción le gustaría pasar esa cuarentena?

Podría ser con Severin, uno de los personajes de Doble pareja, una gran novela de John Irving. Practica lucha libre, pasa los días, introspectivo, entre los aparatos y las colchonetas del gimnasio. Entrenaríamos juntos, compartiendo el silencio y algunos tips de ejercicios de calistenia.

Complete la oración con el título de un libro:

  1. Menos mal que no escribí… El túnel, sólo porque dice Sábato que padeció mucho su escritura.
  2. Cómo me hubiera gustado escribir… Rock Springs, de Richard Ford, cada uno de esos cuentos.

¿Qué cosas propias o ajenas le avergüenzan?

Facebook o cualquiera de esas redes sociales, ese universo trivial de exposición personal, de la “resistente intimidad”, diría Proust; y en particular lxs escritorxs refiriéndose a sí mismos. Me provoca algo de vergüenza ajena. Me deprime. 

Un consejo, pauta, o cosa por el estilo para alguien que recién se larga a escribir, o que ya lo venía haciendo pero con muy mal tino.

Lo único que se me ocurre, y lo más difícil, es encontrar una voz propia, la que sea, pero propia. Lxs que escribimos por lo general hemos leído algo y quizás lo más difícil sea sacudirse la enciclopedia literaria.

Lo mejor de la literatura es…

Que es algo serio y muy divertido.

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