Entrevista a Lucía Caminada

Meterse en la literatura impenetrable

Docente e investigadora, Lucía Caminada coordinó y llevó adelante un trabajo literario excepcional e inédito desde la Facultad de Letras de la Universidad Nacional del Nordeste, un libro que permite trazar una cartografía de la literatura chaqueña escrita y publicada en la última década. LITERATURA IMPENETRABLE, mucho más que un libro, es un trabajo colectivo en el que confluyen las diversas miradas que, desde la narrativa, la poesía ¡desde la imaginación! pueden construirse sobre un territorio. 

Con el subtítulo “Un itinerario literario contemporáneo sobre el Chaco”, el libro reúne ensayos, entrevistas, artículos de opinión, ficciones y poemas que dan cuenta de un momento particular —una década— que, según Lucía Caminada, puede entenderse como “un crecimiento literario de la región”.

En la introducción del libro hacés referencia a la incidencia de las políticas públicas del kirchnerismo en la producción literaria chaqueña en particular, y argentina en general. ¿Hasta qué punto una política de Estado determina la vida cultural de una ciudad, de una provincia, de un país?

Las políticas de Estado, creo que más que determinar la vida cultural, influyen en ella, la habilitan, la tornan visible. En el Chaco particularmente noto que las políticas públicas del kirchnerismo posibilitaron la circulación literaria, el crecimiento de ciertas editoriales y el desarrollo de proyectos literarios. En la producción literaria chaqueña en particular es notable cómo se incluyeron textos literarios en ciertas redes federales y también de alcance nacional. Es difícil hablar de cómo esto funciona en Argentina en general, ya que lamentablemente aún hay muchas cuestiones culturales ancladas en Buenos Aires. Pese a ello, ciertamente los gobiernos que apuntan hacia un mejoramiento de las condiciones de producción cultural ayudan a promover la circulación de obras y a que el público lector sea más amplio y que la literatura tenga cierto acceso.

¿Podría considerarse el período que analiza el libro, la década de 2007 a 2017, como un período de florecimiento literario en la región? 

Sí, creo que esa década –2007-2017, que incluso podría pensarse que continúa hasta el presente– marca un crecimiento literario en la región, acompañado de ciertos procesos de visibilización y circulación literarias que permiten identificar este florecimiento justamente por los numerosos festivales, eventos, tertulias, presentaciones de libros, lecturas, etc., que impregnan la vida cotidiana de Resistencia.

¿Cómo dialoga —si es que lo hace— la literatura impenetrable con las literaturas de provincias cercanas como Corrientes, Misiones o Formosa?

Creo que sí hay un diálogo de la literatura impenetrable con el NEA. Los lazos con Corrientes, Misiones y Formosa están ahí, latentes. Faltaría, a mi juicio, justamente trazar un itinerario de lecturas, de fricciones, nexos… Por ejemplo, si pensamos la cuestión  de los “territorios fluviales” literarios, la literatura de Mariano Quirós puede dialogar con la  poesía de Yausáz y de Franco Rivero, que escriben desde Corrientes, como asimismo las fronteras en territorios hostiles pueden leerse en Molfino, Van Bredam y Busqued. Es cuestión de seguir mapeando, creando la cartografía de la zona.

A juzgar por las ficciones que el libro ofrece como ejemplo o ilustración de lo que analiza, hay en la literatura chaqueña cierta tendencia a la sordidez, a lo escabroso o, al menos, a la lisa y llana violencia. ¿Hay margen para otro tipo de historia en esta zona literaria?

Más allá de la sordidez, lo insólito o la violencia que se puede identificar en la literatura impenetrable, también hay una cuestión de la tierra, más allá de lo geográfico. Es decir, de construcción de imaginarios a partir de la ficción exuberante del monte, de la selva, de los ríos, una suerte de arqueología del “palmar sin orillas”, como dice Madariaga que puede leerse. También políticas en plural: de género, historias ligadas a la dictadura, por ejemplo. Otras líneas que se trabajan se orientan más hacia formas del fantástico o del género policial también.

Hay una marcada —marcadísima— ausencia de voces femeninas en este itinerario literario. Una ausencia que se siente aún más a partir de lo que han representado en la última década los movimientos feministas y sobre todo el aluvión de escritoras argentinas que conocimos en los últimos años. ¿Tenés alguna hipótesis sobre esta ausencia?

Esa ausencia tiene más que ver con la invisibilización de las voces, ya que hay muchos discursos que circulan de manera dispersa. Habrá que ver cómo recuperarlos en la escritura. La presencia feminista es decisiva, habrá que ver cómo empezamos a leer y a recuperar estas voces de a poco. Aún esperaría para arriesgar una hipótesis.

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