Diego Planisich: “Sin eso male sal”

Hubo que correr, hubo que remar y hasta hubo que acelerar para alcanzarlo. Diego Planisich hace un poco de todo mientras lee y escribe, pero tampoco se despeina. De Avellaneda, Santa Fe, es poeta, escritor y periodista. Publicó Arrullo (Corteza ediciones, 2014), Dos luces de frente (Editorial Palabrava, 2019) y Grayskull (Corteza ediciones, 2019). A mediados de 2014 formó, junto a poetas de Santa Fe y Santo Tomé, el grupo de poesía La Chochan. Dirige la editorial de poesía Hacha de Río y co-coordina el ciclo de poesía La Mecha. Integra el equipo del Plan Nacional de Lecturas Santa Fe. Al fin se detuvo y contestó así:
-Usted escribe y es reconocido por eso. Pero en realidad ¿en qué asunto es bueno usted?
-Haciendo pan, supongo.
-¿Emoción contenida y bajo control o Emoción desenfrenada?
-¿Miti y miti?
-¿Está bien o está mal robar libros?
-Está mal… si te ven. Ahora, ¿para quién está bien o está mal robar libros?
-¿Escribir es un trabajo? ¿Y leer?
-Creo en que escribir es un trabajo, pero sobre todo un ejercicio, una actividad donde el cuerpo y la mente se cagan a piñas y se besan. Leer es el precalentamiento, la elongación, la buena alimentación, el buen descanso. Sin eso male sal. Y claro, hay excepciones.
-En un barco que se hunde hay un poema, un cuento y un ensayo. Usted puede salvar sólo a uno. ¿A cuál salva?
-Mi primer libro lo trabajamos juntos con Fernando Callero. Seguramente, por admiración y cariño, le pedí que escribiera el prólogo. Me dijo que no, que el libro tenía que defenderse solo, sobre todo si es el primero.
En este caso, igual, dejaría que se defiendan solos, sobre todo si es su primer naufragio. Aunque si me apurás, te digo que el poema flota o sale volando.
-Si acaso un virus mortal se desatara sobre la Tierra y, aunque suene inverosímil, nos viéramos obligados a implementar una cuarentena. ¿Con qué personaje de ficción le gustaría pasar esa cuarentena?
-A la cuarentena la pasaría con el Hocicario, un personaje mitológico del norte santafesino. Tiene cuerpo humano y una cara similar a la de un perro. Es una mezcla de boticario y un animal que pasa la mayoría del tiempo desenterrando, con su hocico, todo aquello que ha sido enterrado a lo largo del tiempo. Va guardando todo eso en una especie de botica. Se nutre de eso, de allí, para contar historias.
Ah, sí, lo inventé yo. Es un personaje nacido accidentalmente en un viejo poema, horrible. Ya sobrevivimos varias cosas juntos, aunque podría ser alguien más.
-Complete la oración con el título de un libro:
a) Menos mal que no escribí… … Las ciudades invisibles, la hubiera cagado, de Calvino.
b) Cómo me hubiera gustado escribir… Magnetizado, de Busqued.
-¿Qué cosas propias o ajenas le avergüenzan?
-Pasar, a veces, demasiado tiempo mirando series pelotudas, que no aportan prácticamente nada. En cuando a lo ajeno, la falta de vergüenza.
-Un consejo, pauta, o cosa por el estilo para alguien que recién se larga a escribir, o que ya lo venía haciendo pero con muy mal tino.
Paciencia. Que no se apuren y lean mucho. Que no se cuelguen el cartelito de escritor/a o poeta antes de haber disfrutado o haberse conmovido demasiadas veces con algo propio o ajeno. Que vayan a talleres y que lean, que sigan leyendo, sobre todo a quienes tienen al lado, que conversen. Philip Larkin dijo alguna vez que el poema debe conmover primero a quien lo escribe, solo así podrá conmover después a quien lo lea. Creo que va por ahí la cosa, se escriba lo que se escriba.
-Lo mejor de la literatura es…
La amistad. Las vidas que te da.
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