Contramar: Reponer una historia

Con la certeza de que “la literatura es mucho más que el campo literario o la lista de ganadores del FNA”, Javier Yanantuoni presenta Contramar, una manera posible de edición federal. 

-Cómo y cuándo nació la editorial. 

-Contramar es el nombre que le pusimos a formas de organizarnos en relación con la literatura y el pensamiento. Al principio, desde 2009 como colectivo de discusión y producción de textos entre amigxs de Comunicación Social que, si bien estábamos en Ciudad de Buenos Aires, veníamos todxs de algún otro lado, y luego, desde 2015, como sello editorial. 

Desde entonces empezamos a publicar libros. Abrimos la propuesta a autores y definimos las series del catálogo. Decimos que la editorial empezó en 2015, la fecha de nuestro primer título, y el momento en el que buscamos formar parte del ámbito de la edición independiente.

En el tiempo que llevan, ¿cambiaron en algún aspecto su perspectiva editorial?

-Una vez que empezamos a hacer las cosas como sello, un primer cambio de la perspectiva editorial fue expresar un poco más conscientemente nuestro provincianismo, por llamarlo así. Eso marcó lo que hoy es una relación con autores y movidas del litoral y la comarca andina, principalmente. Y lo que nos hacer adherir a una perspectiva federal. Es decir, reponer una historia, una tensión centro-periferia, en este presente “ubicuo”. 

Otro cambio, más reciente, a raíz de una experiencia de uno de los editores en Brasil y por influencia de nuestra diseñadora, Angela Pinto Rangel, es la iniciativa de trabajar con autores de lengua portuguesa.

Lo que no cambió –porque no lo buscamos– es que presentemos la editorial como un proceso desprendido de la situación de edición, desprendido de las prácticas reales tanto de editorxs como autorxs. Por eso decimos que la nuestra es una propuesta que ofrece un mínimo de edición. No porque tengamos algún reparo en el trabajo de editar –de seleccionar, modificar, proponer, sacar, agregar, etc.– sino porque no somos una plataforma de despegue, no hay un financiamiento que genere esa distancia entre el producto y la situación (igual, se aceptan donaciones)

Aun así, nos parece que hay una potencia en eso, en ese mínimo. Tal vez sean los vínculos que se generan de ese modo, por decantación. Este enfoque es algo característico de nuestra forma, hacer las cosas lo más seria y comprometidamente, sin desconocer los atravesamientos subjetivos, las figuras del productor/autor/lector en la actualidad, los problemas de rentabilidad que tiene el libro, etc.

-¿Qué tipo de libros les interesa publicar?

-Contramar publica libros nuevos. Lo que conocemos como autores noveles. A la vez, buscamos voces nuevas, tonalidades, estilos o enfoques singulares dentro de las series. En lo posible, preferimos un grado de diversidad dentro de las series mismas.

Hoy contamos con tres series: Narrativa, Arte callejero y Ensay. En Narrativa es donde más presente está la búsqueda de nuevas voces literarias. Es la que agrupa la mayoría de los títulos que publicamos, con autores y autoras de diferentes provincias, y, ahora, de países vecinos.

Arte callejero es una categoría para títulos raros, vinculados al mundo de las artes circenses, el arte popular de la calle y los espacios públicos, los malabares. O sea, para una audiencia que no se reconoce en la tradición libresca. Al contrario, es el mundo de la tradición oral y de la práctica. No obstante, vimos que ahí también había una necesidad de lectura y del uso del libro con otros fines, la transmisión, la formación.

La última serie se llama Ensay, propone reunir ensayos sobre la escritura y el lenguaje. Con estos títulos nos interesa aportar trabajos para pensar las transformaciones del lenguaje, la relación entre la vida y la escritura, en el marco de lo que algunxs autorxs llaman el semiocapitalismo, es decir, la intromisión del signo en todos los segmentos de la vida, y con eso, las lógicas que van detrás del signo, las lógicas financieras, informáticas, etc. A su vez entendemos que una perspectiva federal tiene mucho para aportar a estos temas, la concepción de la vida de las lenguas originarias, los dialectos de frontera. 

-¿Tienen en cuenta cuestiones, por ponerles un nombre, “de mercado”?

Sí, hoy buscamos que los libros se vendan. Fuimos tomando decisiones que tienen que ver con eso, sin que arruinen nuestra forma de hacer las cosas. Por ejemplo, unificamos el formato para hacerlo más amigable con las librerías, se imprime con la mejor calidad que encontramos, buscamos interpretar qué se quiere leer o las prácticas de lectura en cada caso.

De todas formas, esas consideraciones no nos ponen en absoluto dentro de los sellos del mercado o comerciales, porque ya hay todo un enfoque que se gestó con desinterés y muchas veces en contra de las dinámicas de mercado –tiradas grandes, autorxs conocidxs, estándares estilísticos, etc.–, y que es como nuestro propio y querido mal.

-¿Cuál fue el último libro que publicaron y cuál están en planes de publicar?

El último título se llama Criogenia de D. O un manifiesto por los placeres perdidos, del autor brasileño Leonardo Valente. Es un romance –o novela– con un narrador bastante loco que alterna entre el masculino y femenino, escribe sin mayúsculas e incorporando dentro de la historia elementos del metalenguaje del libro (los espacios, el color de la página, la alineación). Lo publicó primero en portugués una editorial de Bahía, Mondrongo, y le fue muy bien en Brasil. Tiene una adaptación al teatro, con una actriz reconocida. 

Lo que se viene es La luz del malabar. Arte y autogestión a principios de siglo, de Maru Sainz, autora española que vive en Argentina. Recupera el escenario de los malabaristas en Buenos Aires, alrededor del 2001, y cómo esta disciplina ofreció una alternativa de vida en el marco de la crisis.

-¿Cómo es la relación con autoras y autores? ¿Cómo se conectan con ellas y ellos?

Con las autoras y autores hay una relación, digamos, muy cercana. De iguales. Hasta ahora no nos tocó trabajar con personas que nos hayan sugerido otro tipo de trato o relación. Firmamos contratos en los que siempre hay un reconocimiento de Derechos de Autor. Y una vez que se publica el libro, les autores están muy presentes en la difusión y promoción del título. No lo podríamos hacer de otra forma porque no tenemos un departamento de marketing.

La llegada a lxs autorxs es a través de la recepción de manuscritos y de ir a buscarlxs. Así pasó con varixs. A Mariano Pereyra Esteban, un autor de Santa Fe que había ganado un premio en Francia y tiene títulos en México y España lo fuimos a buscar a la casa, en Montserrat y lo convencimos de publicar su Vayasí en Argentina. Decimos que lo repatriamos.

Por otro lado, en ese lugar donde se pone la editorial, como otras, hay mucha acción y poca plata. Por eso estamos leyendo continuamente manuscritos y haciendo malabares para publicar. Pero principalmente hay bastante actividad. Entonces si uno está atento o busca, descubre que la literatura es mucho más que el campo literario o la lista de ganadores del FNA. Y me parece que tanto “asombrarse” (qué loco, hay buenxs escritorxs en La Rioja) como “desestimarlo” (pero dios atiende en Buenos Aires) son gestos de otra época. La escritura no depende de la escenificación porteña, hay nuevos canales de comunicación y en el interior la CPU muchas veces anda mejor.

¿Dónde se consiguen los libros de la editorial?

-Los libros de Contramar están en librerías amigas de Buenos Aires, Santa Fe, Rosario, Córdoba, Entre Ríos, Bariloche y la Comarca Andina. El listado casi completo acá: https://www.contramar.org/index.php/puntos-de-venta/Además, se pueden pedir desde cualquier punto del país en nuestra tienda: https://www.contramar.org/

Dejá un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.